miércoles, 26 de diciembre de 2012

Felices Fiestas



Desde El Tercer Lado os deseamos lo mejor en estas entrañables fiestas y que 2013 -esta vez sí o sí- venga cargado para todos nuestros amigos de salud, trabajo y condiciones dignas para su ejercicio.

Esperemos también que los responsables políticos vean llegado el momento de la responsabilidad, de la moralidad y de la legalidad en la gestión pública. Todo ello ha de llegar de la mano de la derogación de la Ley 1/2011, lo que, con toda seguridad, todos juntos y más temprano que tarde, vamos a conseguir.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Expediente X



¡El último vídeo de Eduardo Maestre está desde el pasado día 17 en You Tube (Expediente X)!

Los fondos reembolsables en el punto de mira de la entrevista a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El cáncer del Estado



Salió el pasado día 6 en la revista digital Por Andalucía Libre y, aunque tarde, hoy llega a nuestro sitio el último artículo de Max Estrella (*) -cesante de hombre libre-.

Vemos en los medios que dos infatigables luchadores contra la podredumbre de este régimen han promovido una curiosa iniciativa: solicitar un simbólico asilo humanitario ante determinadas representaciones diplomáticas extranjeras, bajo argumentos que, aunque rebosantes de ingenio, sólo pueden calificarse de extravagantes desde una perspectiva técnico-jurídica. Evidentemente, eso carece de importancia.

Lo importante, a mi juicio, es que nuestros dos siderales y apocalípticos amigos, Eduardo y Luis, han puesto el dedo en la llaga, una llaga más profunda que la cervantina sima de Cabra y más supurante que las fuentes del Nilo. Porque, en efecto, el gran problema de este país es que los partidos políticos hayan conseguido apropiarse de las instituciones del estado, las hayan “patrimonializado” en su provecho; es decir, hayan parasitado el Estado.

Partitocracia. Esa es la madre de todos los males de nuestro sistema político, y de la corrupción política. Quienes hayan conocido el franquismo sabrán que la expresión era tabú en los ambientes “progresistas”, ya que Franco solía usarla. De manera que hablar de partitocracia y ser tachado de fascista eran una misma cosa. Y así quedó establecido –para provecho de la actual casta- que luchar contra la partitocracia era luchar contra la democracia. Hasta el punto de que ni siquiera la Real Academia Española –seguramente para no contrariar a Cebrián- acepta el término. Yo me permito su uso bajo la advocación de Eduardo Haro Tecglen, ese gran sectario que, como tantos otros hijos de la secta, pasó de una reivindicación elegíaca de José Antonio (aguanten la risa, por favor: “Se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro. Y hoy, ante la tumba de José Antonio, hemos visto la figura egregia del Caudillo Franco…”), a dar las gracias a uno de los más grandes asesinos de la historia, Koba El Temible, José Stalin para el siglo, para terminar llamando “cristofascista” a Esperanza Aguirre, en uno de sus últimos artículos en El País. Y así, puesto que en su “Diccionario político” incluyó el controvertido vocablo, quedo redimido; más aun considerando que, a modo de bula, dispongo legítimamente de un ejemplar.

Pues bien, la partitocracia es una corrupción de la democracia en la que los partidos políticos –o más exactamente sus oligarquías- controlan directa o mediatamente todos los poderes del Estado y sus Instituciones, usurpando la soberanía nacional, que queda residenciada en el pueblo sólo de un modo formal pero no real ni efectivo. Una mera ficción, moco de pavo.

Porque ¿acaso no es un hecho que, contra lo dispuesto en la Constitución, los partidos, a través del sistema de electoral de listas cerradas y bloqueadas, han establecido un monopolio fáctico que impide o dificulta gravemente el acceso a las funciones representativas y cargos públicos a quienes no aceptan sus reglas y se pliegan a sus intereses?

¿Acaso no es un hecho que, contra lo dispuesto en la Constitución, los parlamentarios, y en general cualquiera que deba su cargo al partido, están sometidos al mandato imperativo de éste, que no sólo les indica el sentido del voto sino que les aplica medidas disciplinarias si contravienen sus directrices?

¿Acaso no es un hecho que los partidos controlan el poder judicial, y se reparten, como bucaneros, los asientos del Consejo General y del Tribunal Constitucional, como si de un botín se tratara? ¿Y acaso no controlan mediatamente el ingreso en la carrera de jueces y magistrados, su promoción profesional y, sobre todo, el acceso a las más altas magistraturas?

¿Acaso no es un hecho, que en contra de lo dispuesto en la Constitución y en las leyes, dirigen y controlan las instituciones garantistas, como el Banco de España, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, etc, designando a sus miembros y sometiéndolos a su disciplina?

Y esto sólo en lo que afecta al sistema político; del control de la sociedad por los partidos, como en los regímenes totalitarios, en Andalucía tenemos un magnífico ejemplo.

Y, por supuesto, todo lo anterior es extensible respecto a los demás poderes territoriales: comunidades autónomas y entidades locales.

Una prueba de la existencia de este régimen partitocrático está en el hecho de que en un país donde la política se practica desde, la abyección, el rencor, la crispación, el insulto; en suma, desde el cainismo como método, no exista la más mínima disensión entre los partidos cuando se trata de los elementos que son el sostén del régimen: el control de los poderes del Estado, el reparto por cuotas de las instituciones, el sistema electoral, la financiación faraónica y un régimen de impunidad respecto a sus actos.

Los partidos gobiernan para sus intereses o, en el mejor de los casos, conforme a la regla de oro del despotismo ilustrado. En todo caso, el pueblo no cuenta para nada. No es de extrañar, pues, que en el barómetro de noviembre del CIS la ciudadanía perciba a los políticos y a los partidos como el tercer problema del país después del paro y la situación económica. Ciertamente que esta indignada desafección surge ahora, cuando la economía va tan mal y las expectativas no dan pábulo al optimismo; tal vez llega con retraso, nos hemos dejado robar la libertad, la dignidad y la cartera, y ahora que ya no caen migajas de la mesa donde se celebra el banquete, viene el lamento. Esto que tenemos es lo que hemos deseado o, al menos, consentido.

Alguien, pues, ¿se atreve a llamar a esto democracia?



(*)José Luis Roldán Murillo, 1953, Cabra (Córdoba). Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1976). Candidato al Congreso de los Diputados por el Frente Democrático de Izquierdas en las elecciones de 1977, y abogado laboralista de la clandestina CSUT (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores) (1977-1978). Técnico de Administración General del Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla) (1978), y desde 1983, Funcionario del Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Andalucía. Fue alto cargo de la Junta de Andalucía, director general de Administración Pública y director del Instituto de Administración Pública hasta su dimisión. Ha intervenido activamente en la lucha de los empleados públicos desde 2010 por su profesionalización, neutralidad política y consideración social frente a la Junta de Andalucía.

martes, 4 de diciembre de 2012

Asilo humanitario


El pasado sábado, 1 de diciembre, decenas de ciudadanos se plantaron con sus maletas a las puertas del consulado de EEUU, en la Plaza Nueva de Sevilla; del de Francia, en Granada; del Alemania, en Málaga; y del Argentina, en Cádiz. Allí se leyeron distintos manifiestos.

Tan cansados están de la "corrupción generalizada" en Andalucía y de los políticos que gobiernan que han decidido dar un paso al frente y organizar una protesta que simbolice el "descontento, rechazo y hartazgo por estos 30 años de corrupción indestructible".

Los impulsores de esta novedosa protesta son el profesor de Música de Sevilla Eduardo Maestre y el funcionario de la Junta Luis Escribano, vocal de esta asociación. Como se ha reflejado en este sitio, ambos han grabado varios vídeos que han colgado en Youtube sobre el despilfarro de la Junta de Andalucía y diversos casos de corrupción.


Aquí los manifiestos leídos en Sevilla:

 

Y aquí la tergiversación propia de una cadena televisiva del régimen, presente de principio a fin en el acto, para acabar “informando” esto.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Gallardón in love


Apareció anteayer en la revista digital Por Andalucía Libre y hoy se sirve aquí el último artículo de Max Estrella (*) -cesante de hombre libre-.

Todavía recuerdo –y me parto de risa- el día que Gallardón entró en la historia. Fue en abril del 2006, con ocasión de la presentación pública del retrato que le hizo Hernán Cortés (no podía ser menos; a tal señor, tal honor); y fue Esperanza Aguirre, que tomaba el relevo al frente de la Comunidad de Madrid, la que -dirigiéndose a los hijos del retratado: “vuestro padre entra en la historia”- lo decretó. La prensa, afortunadamente, estaba allí; y así, al día siguiente pudimos leer este titular en ABC: “Gallardón entra en la historia”. Ahí estaba: las piernas tan separadas como los pilares del puente del Quinto Centenario, las manos metidas en los bolsillos del pantalón, y el rictus desafiante, reflejando seguridad, dominio y, sobre todo, superioridad; disimulando, al mismo tiempo, el fastidio que le producía -a él, cuya esencia es el dinamismo- verse fijado en la inmovilidad del retrato.

Habría sustituido al pavo real como imagen simbólica de la vanidad, si no fuese porque el retrato era la mismísima alegoría del narcisismo; o, más exactamente, del onanismo; de ahí las manos en los bolsillos. Gabriel Albiac lo caló: “Gallardón autoerótico”. Es lo que suele ocurrir, desde los tiempos de Esopo, con los enamorados de sí mismos: quedan para la chanza y el sarcasmo.

A estas alturas, pues, ninguna decisión del Ministro de Justicia nos sorprenderá (ni siquiera aunque se adopte en contra de la opinión de jueces, fiscales, abogados, procuradores y justiciables, que es la denominación que nos dan a los ciudadanos cuando tenemos la desdicha de caer en sus garras), siendo como es, soberbiamente soberbio y pagado de sí mismo. Menos aun tratándose de un asunto -el de la brutal subida de las tasas judiciales- que se desenvuelve absolutamente, sin desviarse un ápice, conforme a la estrategia política del PP: acabar con la clase media. Zapatero la inició y su hermano menor, Mariano, la concluirá. Nadie en la historia de España habrá hecho tanto por el socialismo como ellos dos. En doce años, la eliminación de la clase media. Todos pobres.

No obstante, que el hecho no constituya sorpresa, no nos impedirá hacer un par de comentarios.

El principal efecto de esta siniestra ley será el incremento de la arbitrariedad por parte de los poderes públicos. Sobre todo en los “pequeños asuntos”; es decir aquélla arbitrariedad que se comete contra el ciudadano en asuntos en los que el fuero es más costoso que el valor del huevo (como Abundio, habría que vender el coche para comprar la gasolina). Por ejemplo, las multas de tráfico; paradigma de la arbitrariedad suprema. Quienes servimos en la Administración Pública estamos hartos –dolorosamente hartos- de oír a los mandamases que toman las decisiones esa frase-mantra: “¡que recurra!, cuando se les señala que la resolución de un determinado asunto en perjuicio del interesado no se acomoda a la ley. Verdaderamente es un modo de actuar que da resultados. La mayoría de la gente no recurre; en primer lugar, porque han de valerse para ello de abogado y procurador, lo que por si mismo ya es bastante disuasorio, por muchos motivos (como decía un personaje en la película Tierra de audaces: “si han de prevalecer la Ley y el Orden en el Oeste, la primera medida es echar de las ciudades a los abogados…”). En segundo lugar, por la inexistencia de seguridad alguna respecto al resultado del pleito. Porque, ya se sabe, en este país lo que diga una ley, por claro que esté dicho, no vale para nada si hay que preguntárselo a un juez. Por eso decía Quevedo que no hay juez que no afirme que el entendimiento de la ley es el suyo; por eso hablaba de leyes torcidas que pudieran arder en un candil. Y, por si esos dos elementos no fuesen suficientes, añadimos ahora el factor Gallardón; que pretende que los ciudadanos nos traguemos sin rechistar, incluso agradecidos, los sapos de la arbitrariedad (o como dice un buen amigo mio, los gazapos; es decir, las crías de los sapos).

Y, ¡cómo no!, si hablamos de arbitrariedad no podía faltar la mano de Montoro, el inútil. Los funcionarios seremos los más perjudicados por esta medida; porque lo seremos en calidad de ciudadanos –perdón, quise decir súbditos justiciables-, como cualquier otro, y, también, por nuestra condición –que ya empieza a convertirse en fatalidad- de servidores públicos.

Esta ley de tasas –bajo argumentos que no merecen tal nombre; y que, por no resultar pesado, no voy a comentar- deroga el artículo de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa que permitía a los funcionarios comparecer por sí mismos en los asuntos concernientes a su relación laboral que no implicasen separación del servicio. Montoro, el mentiroso, no para de desprestigiar a los funcionarios públicos, siempre bajo el mismo argumento: el de supuestos privilegios. Vuelve aquí a repetirlo. Ahora bien, es fácil poner en evidencia a un mentiroso.

Estos son los hechos:

1º. ¿Porqué, si el régimen jurídico de funcionarios y trabajadores ha de ser el mismo según Montoro (que no según la Constitución), no residencia las discrepancias laborales de cualquier clase en la Jurisdicción Social? ¿Por qué son distintas las jurisdicciones que conocen de los pleitos laborales de trabajadores y funcionarios?

2º ¿Porqué, si el régimen ha de ser el mismo, los funcionarios han de valerse ahora de abogado y procurador, en tanto que un trabajador puede comparecer en la jurisdicción social por sí mismo, o representado por su suegra, si le pete?

3º ¿Porqué las tasas de la segunda instancia (las de la primera están exentas para ambos colectivos) son prácticamente el doble para funcionarios que para trabajadores?

4º ¿Porqué, a pesar de lo anterior, a los funcionarios no se les aplica la exención de un 60% de las tasas en apelación y casación, como al resto de los trabajadores?

Señor mentiroso, ¿a qué igualdad se refiere cada vez que habla de igualdad?

El victimismo me resulta odioso, pero amo más la verdad que la opinión ajena. Por eso es necesario decir lo que otros no dicen y vilipendiar la mentira y al mentiroso. Esta ley -en un país donde la seguridad jurídica no existe, donde la arbitrariedad sólo es superada por la impunidad, y donde la justicia vale menos que el orín de los perros- es oprobiosa para los derechos y garantías propios de una sociedad democrática. Vaya por delante que lo digo más como desahogo que como lamento. Pues a estas alturas de lo leído, lo visto, lo oído y lo padecido mi descreimiento de la justicia es tal que no está en mis cálculos amargarme con ningún pleito; y aunque sé valorar las palabras de don Juan Manuel, personaje de unas novelas de Valle-Inclán, al decir “…cuando la razón está en su abono, sabe que no debe pedírsela a un juez. Pudiera acontecer que me la negase, y tener entonces que cortarle la diestra, para que no firmase más sentencias injustas”, no aspiro, sin embargo, a eso; aunque reconozco que sería un acto de justicia. Como soy de natural pacífico, me limito a rebelarme por medio de lo que, por ahora, no hemos sido despojados: la palabra.

Así las cosas, la imagen de esta justicia esquilmadora cada vez se me antoja más cercana al mono juez de la fábula francesa de la que Rubén Darío hizo una bella paráfrasis en “Un pleito” (que para “disfrutación” del lector curioso reproducimos íntegra en la sección poesía):

Diz que dos gatos de Angora
en un mesón se metieron
del cual sustraer pudieron
un rico queso de bola.

Como equitativamente
no lo pudieron partir,
acordaron recurrir
a un mono muy competente;

..........................
..........................

Y cuando del queso aquél
quedan tan pocos pedazos
que apenas mueven los brazos
de la balanza en el fiel,

el mono se guarda el queso
y a los gatos les responde:
—Esto, a mí me corresponde
por los gastos del proceso.


Que el lector, según su criterio y preferencias, le ponga cara al mono. Por mi parte, ahora que viene la época propicia, cuando me tome una copa de anís el mono, no será Darwin sino Montoro quien alivie mis pesares. Así servirá para algo.


(*)José Luis Roldán Murillo, 1953, Cabra (Córdoba). Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1976). Candidato al Congreso de los Diputados por el Frente Democrático de Izquierdas en las elecciones de 1977, y abogado laboralista de la clandestina CSUT (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores) (1977-1978). Técnico de Administración General del Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla) (1978), y desde 1983, Funcionario del Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Andalucía. Fue alto cargo de la Junta de Andalucía, director general de Administración Pública y director del Instituto de Administración Pública hasta su dimisión. Ha intervenido activamente en la lucha de los empleados públicos desde 2010 por su profesionalización, neutralidad política y consideración social frente a la Junta de Andalucía.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Noticiero incendiario - Invercaria o el hedor insportable



¡Están que lo tiran! ¡Dos por uno!

¡Desde el pasado sábado están en You Tube los últimos vídeos de Eduardo Maestre (Noticiero incendiario e Invercaria o el hedor insoportable)!

Un noticiero de los que no se ven y las verdades del caso Invercaria son el centro de atención de estas nuevas entrevistas a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado.

NOTICIERO INCENDIARIO
 



 INVERCARIA O EL HEDOR INSOPORTABLE

 

jueves, 15 de noviembre de 2012

La huelga de los Cónsules (II)



Aunque se publicó en la revista digital Por Andalucía Libre el pasado lunes, antes de la jornada del 14N a la que premonitoriamente se refiere, a continuación se transcribe la segunda parte del último artículo de Max Estrella (*) -cesante de hombre libre-.
En la pasada huelga general del 29 de marzo vimos como por toda España los “piquetes informativos” (eufemismo con el que se pretende enmascarar las partidas de la porra sindicales) ejercieron su sacrosanto derecho a practicar el matonismo y la violencia sobre todo aquél que osó no secundar sus consignas. Además, para obtener rédito mediático de sus fechorías (que así es la humana estupidez), pusieron a la cabeza de algunas de esas cuadrillas a famosillos zejateros, mantenidos precisamente por los impuestos de sus víctimas.

Aquí abajo, en el paraíso del paro y la corrupción, donde se sienten especialmente fuertes y protegidos, el liderazgo de las bandas de sayones lo ejercieron los más altos mandatarios políticos y sindicales. Así pudimos ver al mismísimo jefe de la UGT, Patrañas el bienbesao, al frente de la camada de matones que atemorizó y agredió a indefensas funcionarias a las puertas de Torretriana; o al alcalde tempranillo, parlamentario del partido gobernante, practicando en colegios y supermercados la nueva técnica del parlamentarismo andalú: el asalto.

Me vienen a la memoria unas cuantas películas de mafiosos y no puedo eludir la asociación entre estos y aquellos. Con una diferencia a favor de la mafia, y es que la mafia por lo menos presta protección a sus cotizantes, en tanto que este sindicalismo extorsionador y violento además de sangrarnos los bolsillos nos agrede.

Aún me embarga la indignación recordando con que impunidad actuaron los matones.

Porque, no se olvide, impedir –o intentarlo- el acceso al trabajo, con insultos, amenazas, empujones, petardos, tachuelas, barricadas, o cualquier otro medio, está contemplado en nuestro vigente código penal como constitutivo de delitos diversos.

Por ejemplo, el artículo 315: “Serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años…  los que, actuando en grupo, o individualmente pero de acuerdo con otros, coaccionen a otras personas a iniciar o continuar una huelga.”

O el 172: “El que, sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años…”.

O el 208: “Es injuria la acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación.”
O el 385: “Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años…el que originare un grave riesgo para la circulación…colocando en la vía obstáculos imprevisibles, derramando sustancias deslizantes o inflamables…”.

El 29M tuvimos noticia, directa o por la televisión, de la comisión de todos esos actos descritos como conductas delictivas en los artículos citados, y de algunos otros de la misma naturaleza. Y, sin embargo, ¿qué?, ¿alguna consecuencia para los presuntos delincuentes?, ¿ha ido alguien a la cárcel?

El ciudadano decente, contribuyente más que exprimido, ordeñado, se preguntará con razón: ¿no vio la policía lo que los demás vimos; no lo vieron las autoridades a las que corresponde velar por el orden público y garantizar los derechos de los ciudadanos; no lo vio la fiscalía, que tiene la obligación de perseguir los delitos? ¿Vale la Ley algo en este país?

Me gustaría saber que instrucciones dio el Ministerio del Interior, o la Delegada del Gobierno a la Policía. Muchos de los hechos delictivos tuvieron lugar ante las mismas narices de la policía, ¿acaso tenían instrucciones de no detener a los delincuentes y ni siquiera identificarlos? Y si no es así, ¿cuántos expedientes se abrieron a los mandos operativos policiales por no cumplir con su obligación de proteger los derechos de los ciudadanos, impedir la comisión de delitos y perseguir a los delincuentes?

Y la Fiscalía, ¿qué instrucciones dio la Fiscalía, tan celosa con los controladores aéreos? ¿Cuántas diligencias abrió, a cuantos ha puesto ante los jueces?

¿Y los jueces?, bien. Gracias.

Todo esto ocurre no tanto porque haya canallas que lo hacen sino porque quienes tienen la obligación de impedirlo o castigarlo no se atreven a hacerlo. Todo esto ocurre porque los creadores de opinión –los manipuladores de opinión- lo consideran “normalidad democrática”, inoculándolo exitosamente en la conciencia colectiva.

Todo esto ocurre porque la nuestra es una sociedad moralmente acomplejada, que ha aceptado el mito de la supremacía moral de la izquierda, sin someterlo al más mínimo análisis crítico. Y es por ello que acepta que el derecho de huelga es absoluto y sacrosanto y debe prevalecer sobre el derecho al trabajo, a la salud, a la integridad física y moral, a la dignidad. Y, lo que es aún peor, a costa de la libertad, que como dijo Don Quijote a Sancho, es el don más precioso que nos dieron los cielos, con la vida.

Y esto ocurre precisamente ahora (siempre hemos ido con retraso) cuando la izquierda ya no simboliza ninguno de los valores que en otros tiempos, ya lejanos, pretendió encarnar. La izquierda nacional desde que llegó al poder con Felipe González abandonó cualquier pretensión ética, como demostraron los hechos posteriores. Y no hablemos ya del zapaterismo que se volcó con empeño y dinero en arraigar en la sociedad el relativismo ético. Y de la ética de la izquierda andaluza mejor no hablar, sólo decir que Jean-François Revel parecía escribir pensando en ellos cuando dijo que tienen una idea tan alta de su propia moralidad que casi se creería, al oírlos, que vuelven honrada la corrupción cuando se entregan a ella, en vez de ser ella la que empaña su virtud cuando sucumben ante la tentación. Así se explica que el consejero Martín Soler, cuando estalló el escándalo de Paulita Chaves, dijera que era una injusticia atacar a un Cabeza de familia que miraba por el porvenir de sus hijos.

¿De qué supremacía hablamos, entonces? ¿Hay que tragarse las mentiras ideológicas izquierdistas como si fuesen hostias?

No. En cuestión de ética y de valores democráticos, esta izquierda no es ejemplo de nada; es más, curiosamente la única violencia política existente hoy en nuestro país viene de la izquierda.

Lamentablemente, nada cambiará, al menos con el pragmático acomplejado Mariano Zapatero. Mientras las autoridades, la policía, la fiscalía y los jueces, sean tan tolerantes –y tan cobardes- ante la violencia sindical, seguirá ocurriendo lo mismo. Ya lo digo, el 14N volveremos a ver la misma exhibición de violencia, matonismo y desvergüenza por parte de los mismos. Las víctimas, como siempre, serán doblemente vilipendiadas.



(*)José Luis Roldán Murillo, 1953, Cabra (Córdoba). Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1976). Candidato al Congreso de los Diputados por el Frente Democrático de Izquierdas en las elecciones de 1977, y abogado laboralista de la clandestina CSUT (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores) (1977-1978). Técnico de Administración General del Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla) (1978), y desde 1983, Funcionario del Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Andalucía. Fue alto cargo de la Junta de Andalucía, director general de Administración Pública y director del Instituto de Administración Pública hasta su dimisión. Ha intervenido activamente en la lucha de los empleados públicos desde 2010 por su profesionalización, neutralidad política y consideración social frente a la Junta de Andalucía.

martes, 13 de noviembre de 2012

La huelga de los Cónsules (I)



Desde el máximo respeto a los compañeros que harán huelga o trabajarán el 14N, a continuación se transcribe la lección magistral que el pasado domingo, Max Estrella (*) -cesante de hombre libre-, volvió a impartir sobre el Estatuto de Autonomía para Andalucía y que publicó la revista digital Por Andalucía Libre. Bien sabemos que tenemos todas las competencias pero... la culpa siempre será de los “otros”. El discurso victimista de siempre.

Veo a T & M -Toxo y Mocho, pronúnciese tocomocho- de gira por las televisiones promocionando el producto insignia de su factoría: la demagogia biliosa y cainita, y pienso que es cierto eso que dicen de que la historia es como la mala morcilla, que se repite. Los veo inseparables en la pantalla y en el ejercicio mancomunado de la propaganda y la mentira, y se me antoja que la espiral de la historia nos devuelve la vieja institución consular romana. Sólo que estos dos son cónsules de la mangancia, que viven del cuento; en nada parecidos a Cicerón, o a Cincinato, que dejó el consulado por el arado.

Los veo, pues, como un eructo de los tiempos, una flatulencia histórica. Con toda su pestilencia.

Nos llaman a secundar la huelga del segundo trimestre (no piense el lector que desvarío: el año sindical, cuando no es sabático, como los siete anteriores, no tiene la misma extensión temporal que el año natural); y, con motivo de tan heroico acontecimiento revolucionario, no quiero dejar pasar la ocasión de expresar lo que pienso sobre tirios y troyanos -sobre tibios y tiranos.

Comencemos por los convocantes (es decir, la hidra de cuatro cabezas PSOE, IU, UGT y CCOO, que gobierna Andalucía) y sus motivos. Dicen que el paro, los desahucios, los recortes en educación, investigación, sanidad, servicios sociales, etc., justifican sobradamente una huelga general contra el Gobierno de la Nación. Bien, pudiera ser, si el Gobierno de la Nación fuera el responsable.

Pero ¿quién es aquí, en Andalucía, el responsable de la política económica, de empleo, de vivienda, de urbanismo, de educación, de investigación, de sanidad, de servicios sociales?

El Estatuto de Autonomía para Andalucía dice que es competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma la educación (artículo 52), la investigación (art. 54), la sanidad (art. 55), los servicios sociales (art. 61), la vivienda y el comercio referido a la vivienda, su regulación y las medidas de protección del comprador (art.56).

Por tanto, ¿qué o quién les impide aumentar el número de profesores, o de colegios, o de comedores escolares, o de rutas de transporte y no cobrar por usar los servicios educativos. Quién les impide bajar las tasas universitarias, o eliminarlas, o eliminar las que cobran a los profesores en paro -o a los médicos, o a los barrenderos- por presentarse a las oposiciones?

¿Quién o qué les impide aumentar el número de facultativos, de centros de salud, de camas hospitalarias, o de otros servicios sanitarios?

¿Quién, sino ellos, determinan el presupuesto destinado a investigación en Andalucía?

¿A quién sino a ellos les corresponde aprobar medidas de protección de los compradores de viviendas -por ejemplo, frente a los desahucios injustos- tal como fija el artículo 56 del Estatuto?

En definitiva, ¿qué les impide hacer que los andaluces tengamos mejores servicios; o que los que tenemos se mantengan y no se recorten?

Yo me pregunto entonces, ¿es verdad o es mentira lo que dice el Estatuto? ¿Es verdad que tenemos un parlamento y un gobierno para ocuparse de lo que la ley les encomienda, o sólo están para cobrar y disfrutar de privilegios? Porque si nada tienen que ver con ello ¿para qué los necesitamos y los mantenemos a cuerpo de rey?

Así pues, si existen recortes en los servicios, sabemos que no es culpa de Rajoy, que no gobierna aquí, sino de Griñán y de Valderas, y de sus respectivas sanguijuelas sindicales. Si faltan profesores, o médicos o investigadores; si en un barrio no hay colegio o centro de salud, si los profesionales están mal pagados o si se cobran tasas abusivas por los servicios, sabemos quienes son los responsables: los que gobiernan aquí, no los que gobiernan en Pekín.

Y respecto a la política económica y social, reconocen que es su responsabilidad (¡su logro!), y se jactan de que la política económica y social la hace el gobierno (PSOE e IU) de acuerdo con los sindicatos UGT y CCOO; y presumen de que esa forma de gobernanza es un referente básico. El propio Presidente Pepe II lo ha dicho hace unos meses: “en Andalucía hemos aprendido a abordar los problemas desde el diálogo y el espíritu de colaboración. De este modo, hemos hecho, de la concertación… el instrumento más eficaz para elaborar nuestras políticas económicas y sociales...” (Discurso del 28 de Febrero de 2012).

Y en el vigente Acuerdo de Concertación Social de Andalucía (2010-2013), puede leerse: “…desde el año 1993, los sucesivos ejecutivos andaluces han puesto en marcha y desarrollado una forma de gobierno basada en la negociación y la búsqueda del acuerdo con los agentes económicos y sociales más representativos…cuyo principal resultado ha sido una serie de cambios estructurales que han contribuido de manera decisiva a alcanzar una senda de crecimiento económico sin precedentes en la historia de Andalucía. Esta forma de gobernar ha sido recogida en distintos preceptos de la Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía, que vienen a consagrar la concertación como un referente básico en la gobernanza de Andalucía…”.

Es decir, ellos mismos declaran que son los autores y responsables de las políticas económicas y sociales que se hacen en Andalucía. Ahora bien, la cuestión es que frente a ese “crecimiento económico sin precedentes en la historia de Andalucía” que dicen haber conseguido con su gestión, la realidad nos muestra otra cosa.

Veamos, por ejemplo, cual es la situación respecto al principal problema de Andalucía, que supera la categoría de problema para convertirse en verdadero drama social: el desempleo. Cuando se firmó el vigente Acuerdo de Concertación -24 de noviembre de 2009-, la tasa de paro según la Encuesta de Población Activa (EPA) era en Andalucía de un 26,33%; y el número de desempleados superaba la escalofriante cifra de un millón (exactamente, 1.034.000). Hoy, transcurridos tres años de vigencia del Acuerdo, los resultados de su magnífica política son –según la EPA del tercer trimestre de 2012- una tasa de paro del 35,42% y un número de desempleados que llega a la estratosférica cifra de 1.424.200.

Es decir, en los últimos tres años, el PSOE, IU, UGT y CCOO, han conseguido aumentar la tasa de paro en 9 puntos porcentuales, incrementando el número de desempleados en 400.000; o sea casi un 40%.

Si a ello unimos que el Acuerdo de Concertación nos ha costado a los contribuyentes 19.000 millones de euros, de los que buena parte han ido a parar al cofre del tesoro de los sindicatos (“la Junta de Andalucía desvió entre 2006 y 2010 más de 2 millones de euros a cinco empresas tapadera de ámbito estatal detrás de las que estaban los sindicatos UGT y Comisiones Obreras; La Razón, 28 marzo 2012), o a los bolsillos de los sindicalistas (como Juan Lanzas, dirigente de la UGT, o Juan Antonio Florido García, dirigente de CCOO de Andalucía ambos investigados por la juez Mercedes Alaya), o directamente a los estómagos de los dirigentes socialistas (“el expresidente de INVERCARIA gastó, sólo en 2009, 24.264,62 euros en restaurantes”; El Mundo, 6 de noviembre 2012), ¿no tendríamos motivos sobrados, no ya para una huelga, sino para una revolución?

Lo expuesto pone de manifiesto que la huelga del 14N no es sino un acto más en la estrategia antidemocrática de una izquierda que no acepta las reglas del juego; que deslegitima a quien gobierna, cuando no es ella; y que pretende conseguir por otros medios lo que las urnas le han negado. Siempre ha sido así, desde los tiempos de la república.

No obstante, yo veo con buenos ojos que el “gobierno andalú de pogreso” huelgue. Es más, lo imploro: hagan huelga señorías; los hechos demuestran que su desidia es menos dañina que su cuidado.



(*)José Luis Roldán Murillo, 1953, Cabra (Córdoba). Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1976). Candidato al Congreso de los Diputados por el Frente Democrático de Izquierdas en las elecciones de 1977, y abogado laboralista de la clandestina CSUT (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores) (1977-1978). Técnico de Administración General del Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla) (1978), y desde 1983, Funcionario del Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Andalucía. Fue alto cargo de la Junta de Andalucía, director general de Administración Pública y director del Instituto de Administración Pública hasta su dimisión. Ha intervenido activamente en la lucha de los empleados públicos desde 2010 por su profesionalización, neutralidad política y consideración social frente a la Junta de Andalucía.

domingo, 28 de octubre de 2012

Dickens, el visionario



Y llegó el cuarto.


¡Desde hoy mismo en You Tube el último vídeo de Eduardo Maestre (Dickens, el visionario)!

Los Centros de Menores de la Junta de Andalucía se convierten en el objeto de debate de esta nueva entrevista a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado.

miércoles, 24 de octubre de 2012

La mentira, un instrumento en la política andaluza, y algo más


El pasado sábado, 20 de octubre, la revista digital Por Andalucía Libre nos ofreció un nuevo y certero análisis de Max Estrella -cesante de hombre libre-. Un relato que discurre entre la génesis del régimen y el momento actual.

Creo que fue Pepe I de Andalucía –Pepote en los ambientes- el que dijo que los socialistas convertirían Andalucía en la California de Europa; años después, el padre de Paula e Iván –infatigable lector de periódicos, gracias a lo cual se entera de algunas cosas- modernizó el mensaje con aquello de la Andalucía 2.0, situándola a la cabeza –sin segundas- del desarrollo tecnológico; en esta legislatura, el Presidente del Parlamento, incombustible dirigente socialista desde que se inventó la política, o incluso desde antes, en un manifiesto lapsus freudiano, proclamó que “el pueblo andaluz, un gran pueblo, supo ver que el poder político, la política, era la palanca para salir del atraso y del subdesarrollo” –sobre todo para algunos, añadiría yo. En la misma línea, por supuesto, Pepe II –más conocido por José Antonio- ha dicho que “los aumentos del empleo más significativos en estos años se han producido en los sectores manufactureros de alta tecnología. Mientras que en España, entre 2007 y 2011, se ha reducido la ocupación en este sector en un 24%, en Andalucía ha crecido el 6%” (¡Olé, todos llevan el paso cambiado menos mi niño!).

Y frente a tales mentirijillas –llamémosles declaraciones, que es como gustan llamarlas ellos-, que podrían reproducirse por millares, la realidad andaluza es la siguiente, por poner sólo algunos ejemplos: La tasa de paro mayor de España: más del 33%, con un desempleo femenino del 34%, que supera en 10 puntos la media nacional; segundo lugar por la cola en PIB per cápita; a la cola de España en camas hospitalarias por habitante; a la cabeza de Europa en fracaso escolar; los salarios más bajos de España, el mayor índice de mileuristas, a la cabeza en el ranking de pobreza -un 40% de los andaluces son pobres-, etc, etc, etc.

Este es el fruto de tres décadas de gobierno socialista.

Luego están las mentiras a la defensiva, en descarada huida hacia adelante, proferidas normalmente al ser sorprendidos con las manos en la masa, y con la intención de convencer –casi siempre con éxito- a jueces y tribunales. Éstas alcanzarían la calificación de cínicas, pero por la condición estólida de los sujetos suelen quedar rebajadas a bufonadas. Sin ánimo de ser exhaustivos, tarea imposible en este tema, recuerdo algunos casos que me han hecho reír mucho: Revienta la presa de la empresa sueca Bolidem, en Aznalcóllar. Un torrente de aguas tóxicas asola los campos aledaños a los cauces de los ríos y arroyos hasta las marismas del Parque Nacional de Doñana. La Junta de Andalucía tapa bocas empezando por la propia empresa propietaria de la explotación minera que recibe del erario público 5000 millones de pesetas y se larga (toma el dinero y corre). Los dueños de los terrenos afectados son comprados –sí, los dueños, no los terrenos- a precios inconfesables. Inaprovechable para cualquier uso, la zona afectada se convierte en “¡corredor verde!”; el Consejero políticamente responsable, señor Viera –hoy senador del PSOE, aforado para protegerse de una rara especie de juez a la que le importa la Justicia- se felicita por el desastre y manifiesta sin pudor: “lo hemos dejado mejor de como estaba”.

La Junta de Andalucía reparte 19.000 millones de euros a los sindicatos UGT y CCOO y a la CEA, en la VII “concertación social”, eufemismo que esconde una realidad llamada vulgarmente “corromper y dejarse corromper”. Parte de ese dinero es justificado mediante cursos que no se dan y trabajos que no se realizan. Pepe II, lo explica sutilmente: “en Andalucía hemos aprendido a abordar los problemas desde el diálogo y el espíritu de colaboración. De este modo, hemos hecho, de la concertación con empresarios, sindicatos y Gobierno el instrumento más eficaz para elaborar nuestras políticas económicas y sociales y anudar con fuerza el lazo social”. Por su parte, el Presidente de la CEA, un poco más burdo, dice que no son partidarios de las subvenciones, y que ese dinero no son subvenciones porque luego (se) lo reparten. Los otros dos, los delegados regionales de Tocho y Mocho, simplemente toman el dinero y corren (al bar).

La Autovía del 92 se cuartea al día siguiente de su construcción. El dinero del cemento se había ido en maletines, Pacheco dixit. El hermano del Director General de Carreteras es pillado con las manos en la masa, es decir con un maletín lleno de billetes, y éste declara que no sabía nada, que se enteró por los periódicos de la trama corrupta.

¿Y quién no se ha reído con la comedia bufa “La comisión García”, que la Compañía de Comedias de las Cinco Llagas ha estado representando en Sevilla? Que risa cuando el otrora primera cabeza de Andalucía –el que no sabía que su hija Paula era apoderada de una empresa a la que le estaba dando 10 millones de euros- dijo eso de “me enteré por los periódicos”. Muletilla socialista. O la Consejera del ramo, que dijo que el informe de la Intervención General sobre los ERE lo guardó en un cajón y no le dijo nada a su jefe Pepe II, para evitarle el disgusto, pobrecillo. O el enmano de Pepe I, que se llevó 8 millones de euros y dijo: “me han arruinado”.

He expuesto una secuencia de acontecimientos ocurridos en un lapso temporal de 25 años. Quiero decir que todas esas mentiras groseras (lo cual no les resta importancia) han sido suficientemente desenmascaradas por la realidad, con la ayuda del tiempo. Sin que de ello se hayan derivado consecuencias para los mentirosos y los intereses que defienden. ¿Qué ocurre, pues?

Es inevitable, cuando uno se encuentra ante tamaña desvergüenza, llegar a la convicción de que la mentira es políticamente rentable; que es un instrumento eficaz en la política. Y que frente a ella, conocer no sirve de nada. En mi opinión no es el conocimiento lo que puede vencer a la mentira en la política, sino acabar con la impunidad con que opera. Si los mentirosos acabaran en la cárcel e inhabilitados para el ejercicio de las funciones públicas, la mentira empezaría a tomar el camino del exilio. No sé si en esto discrepo de Jean-François Revel, que en su obra “El conocimiento inútil” (de obligatoria lectura) viene a decir que los dos antídotos contra la mentira política son la información y la democracia; en lo demás estoy absolutamente de acuerdo y expongo algunas de las claves para entender el problema, reproduciendo sus palabras.

Revel distingue entre la mentira simple y la mentira compleja. La primera es empleada como medio de acción, como práctica corriente en la esfera política, por los partidos, los sindicatos, las administraciones y otros centros de poder. Los dirigentes, por supuesto, mienten; se mueven entre la futilidad de las palabras y la ingravidez de lo irreal.

En la mentira compleja entra en juego la ideología, que funciona como una máquina para destruir la información, incluso a costa de las aseveraciones más contrarias a la evidencia.

De modo que la mentira no es ya un simple coadyuvante, sino una componente orgánica del sistema, una protección sin la cual no podría sobrevivir. El problema fundamental es entonces que el sistema reposa sobre la mentira.

Esto es propio de los sistemas con déficit democrático, de los regímenes totalitarios (y este que padecemos comparte muchos de los rasgos característicos), donde la mentira no es solamente una de las armas del poder político o de los intereses corporativos, sino que tapiza la vida pública en su totalidad. Es el barniz que disimula el foso que se abre entre el dominio exclusivo del partido único (o hegemónico) y su evidente incapacidad para gobernar la sociedad.

En este tipo de régimen la mentira no es sólo un ardid intermitente: es la afirmación permanente de lo contrario de lo que todo el mundo puede comprobar.

Hasta la misma palabra que los define, “de izquierdas”, es una mentira. Al principio designaba a los defensores de la libertad, del derecho…Hoy es ostentada por la mayoría de los regímenes despóticos, represivos, en los cuales, además, todos los que no pertenecen a la clase dirigente viven en la pobreza o en la miseria.

Quienes no aceptan la mentira son víctima del mecanismo sectario que Revel denunciaba en la Francia de hace 20 años: confundir con la extrema derecha a todos los ciudadanos que no son asimilables a la “sensibilidad” de izquierdas. Tachar de nazi a quien esté en desacuerdo, sobre un punto cualquiera, con un “hombre de izquierdas”.

Añadimos, pues, la mentira sistémica como otro de los rasgos que caracterizan el régimen socialista andaluz como un régimen neototalitario o despótico. La mentira es incompatible con la democracia, del mismo modo que la verdad lo es con el totalitarismo.

Visto que aquí el conocimiento es inútil y la democracia débil, ¿daremos algún día con el antídoto?

lunes, 15 de octubre de 2012

El pie de Jean-Baptiste



Y esto no para... la trilogía se completa.

¡Desde ayer ya está en You Tube el último vídeo de Eduardo Maestre (El pie de Jean-Baptiste)!

Tras el éxito de las dos primeras, nueva entrevista a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado. ¿Todo quedará ahí?


martes, 2 de octubre de 2012

Al Capone fue una monja de la caridad

El pasado 23 de septiembre fue la primera entrega y parece haber tenido repercusión...

¡El último vídeo de Eduardo Maestre está desde el pasado día 30 en You Tube (Al Capone fue una monja de la caridad)!

Una nueva entrevista a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado. Y después de la primera, ¿te vas a perder ésta?


domingo, 23 de septiembre de 2012

Un meteorito del tamaño del Teide



¡Acaba de salir, todavía calentito... !

¡El último vídeo de Eduardo Maestre está desde hace unos minutos en You Tube (A Belén, castores)!

No te pierdas la entrevista a nuestro compañero Luis Escribano, vocal de El Tercer Lado. Bien merece la pena.

¡Qué clarito, qué bien se entiende todo… !


sábado, 22 de septiembre de 2012

Vendrán por ti, por mí, por todos



El pasado jueves en Por Andalucía Libre nueva reflexión de Max Estrella -cesante de hombre libre- en que, ahora más que nunca, atañe a todos. Valgan sus acertadas palabras como merecido reconocimiento a su labor: “Lo” de Guillermina es “lo” de todos. ¿Nos enteraremos alguna vez?

Hoy la víctima lleva el nombre y el rostro de Guillermina; como ayer llevó el rostro sereno y patriarcal de Teodoro –tan parecido, según la imagen que publicaron los papeles, a Fray Leopoldo de Alpandeire-, o el de Pedro, o el de Carmen, o el de José María, o el de tantos otros rostros anónimos que han padecido, que padecen, la represalia cruel por el delito de haber plantado cara a la tiranía.

Sí, digo tiranía y digo tirano; porque tirano, según Aristóteles, es quien mira más a su provecho particular que al común. Aquí, en la administración de un régimen gobernado hoy por la hidra policéfala, de mirada letal y ponzoñoso aliento, incurre en delito quien opone la majestad de la Ley –expresión del interés común- a la voluntad del tirano. Puede ser que me repita, que ya lo haya contado, si es así pido disculpas, en cierta ocasión tuve la osadía de indicar en un informe la escasa consistencia jurídica de una orden del Consejero de Salud, cuyo contenido violaba descaradamente lo establecido en una ley. Tratando el asunto, el secretario general técnico me espetó ríspidamente: ¿Quién te has creído que eres para llevarle la contraria al Consejero?

¿A quién le cabe duda a estas alturas de que a este gobierno, continuación de los que le han precedido en treinta años, es decir, a este régimen, le molesta la Ley? Para este régimen la ley es un obstáculo; por tanto, la elude; o la retuerce. Nunca, como ahora, ha sido más fácil comprobarlo, cuando diariamente los medios de comunicación –no confundir con Canal Sur, por favor- llenan sus páginas con dos ejemplos paradigmáticos: el escandaloso robo durante una década de los fondos destinados a las políticas de empleo –vulgo, ERE; o el rollo de los ERE, para el Consejero de Justicia-; y la menos escandalosa, aunque más grave, suplantación de la administración legítima por una administración de partido. En uno y otro caso se pone de manifiesto la esencia del problema: elusión del Derecho, retorcimiento del Derecho, desprecio del Derecho.

Esa es la cuestión fundamental. Esos son los términos del conflicto: estar sometido a la Ley versus estar por encima de la Ley.

Por tanto, no puede sorprendernos que los lacayos del régimen reaccionen con fiereza ante la mera invocación de la ley; es como meter los dedos en la llaga fétida y supurante por la que padecen; es como mostrarles la cruz a los vampiros.

Obviamente, el trabajo sucio no lo hacen los que mandan. Suelen servirse de personas –llamémoslas así- de condición lacayuna, que hay gente tan vil que hacen carrera sólo por los méritos de su sumisión y falta de escrúpulos. Que se anticipan a los deseos del capo, haciendo exhibición de talento para la crueldad, con métodos, incluso, de sutileza jesuítica. Como en el caso de Guillermina, con la innovadora técnica del acosador ausente.

Lo malo es que no se trata de retórica. Hablo de personas, y hablo de sacrificio, y hablo de sufrimiento. Hablo de ilusiones pisoteadas, de legítimas y nobles expectativas agraviadas. Hablo de personas postergadas y ultrajadas. Hablo de humillación.

Y aun lo peor no es eso. Lo peor es que haya gente –dentro y fuera- que contempla inconmovible la injusticia y el sufrimiento, como si se tratara de una representación, ajena a la realidad de sus vidas. Lo exponía muy bien Alberto Manguel en el prólogo a la edición de 2004, de un libro de hace ocho siglos, “La leyenda dorada”, de Santiago de la Vorágine: “…inundados por imágenes de sufrimiento en las que lo ficticio se confunde con lo real…nos cuesta imaginar el sufrimiento ajeno. Lo vemos, pero no lo sentimos”.

Para esos, insensibles, tibios, hago mías las palabras del Apocalipsis: “Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente… puesto que eres tibio… voy a vomitarte de mi boca”. Piensan que no les concierne la injusticia. Piensan que quien la padece la merece, por no hacer como ellos, inhibirse. No saben que si todos fuesen como ellos, estaríamos aún más sometidos. Creen que están a salvo porque ven, oyen y callan. No saben que –como dijo Quevedo- para el tirano, igualmente es cómplice el que calla como el que responde.

A esos les decimos: mañana seréis vosotros, o vuestros hijos. Entonces, demasiado tarde, comprenderéis.