jueves, 13 de abril de 2017

Adiós a nuestro amigo Félix



Hoy hemos despedido a Feliciano José Galán Merino, nuestro amigo Félix, víctima de una cruel enfermedad que en apenas dos meses nos lo ha arrebatado.

Hablar bien de quien ya no está es lo socialmente correcto y no deja de ser una buena práctica. Pero es que de Félix solo puede hablarse bien: de su bondad, de su perenne sonrisa, de su afecto en los momentos de apuros… de su entrañable compañía en las celebraciones, que de todo hubo durante 33 años.

Vicepresidente de “El Tercer Lado”, se convirtió en el principal impulsor de la asociación y, sin duda, en el más tenaz en la irrenunciable búsqueda de una administración pública y profesional al servicio del ciudadano. De casta le viene al galgo…

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos

A los que, antes de desembocar en esa mar donde ya descansa Félix junto a su padre, navegamos aún por los cauces de agua dulce, ora tranquilos ora bravos, nos quedará siempre su amistad aunque echaremos en falta sus serenas reflexiones, lo que nos debe servir de acicate en nuestro empeño (sueño cada vez más lejano) de profundizar en ese debate sereno sobre el presente y el futuro de la administración pública en el que tanto nos jugamos.

Valga este “hasta luego” para rememorar el último artículo publicado en www.eltercerlado.com, dos días antes de las últimas elecciones generales. Descansa en paz, AMIGO:





El próximo domingo 26-J se celebran elecciones generales y los españoles estamos llamados a votar, que no decidir.

Votar, lo que se dice “votar”, votaremos mayoritariamente, tal y como hicimos el pasado 20-D, a favor del “cambio” y de la “estabilidad”. De eso no tengo dudas. Ahora bien, decidir, lo que se dice “decidir”, lo harán los mismos “políticos” que en los últimos meses se han preocupado más de sus intereses personales y partidistas que del interés general.

El PP sigue cansinamente instalado en el alarmismo y el catastrofismo (sin nosotros España “caerá”). Para los que componen esa formación prima la pasividad frente a la corrupción y entienden que la estrategia que supone el inmovilismo y el tacticismo de su cabeza de cartel “es una jugada maestra”. Cualquier cosa les vale, ya sea por acción u omisión, mientras ello suponga “rédito electoral”.

El PSOE no se encuentra. Para ellos no se debería haber llegado a esta situación. Su cabeza de cartel estaba (y así sigue) cuestionado dentro de su partido y sólo el paso atrás de Rajoy en la investidura pasada le revitalizó. Vio su oportunidad y la aprovechó. Pero no es un problema de programa ni de propuestas, que no le faltan ni uno ni otras, es más bien un problema de liderazgo. Y es que su líder no convence, no emociona, no ilusiona, to es pa ná.

Ciudadanos se mojó (y continúa). Y no es fácil. España necesita un Gobierno y por ello han trabajado y deben seguir trabajando. Pero sin ambigüedades y sin afán de protagonismo. Demostrando cintura política (Andalucía, Madrid) pero buscando un pacto de investidura, sin más.

Podemos (que no Unidos) es como Dr. Jekyll (prepotente, soberbio, insolente y soez) y Mr. Hyde (humilde, dialogante, comedido y respetuoso). La ocasión lo manda. Más pareciera que se toman la situación política actual como una temporada de “Juego de Tronos”, y como tal actúan. Aunque desde fuera parece que lo hacen (y mal) para una película con argumentos de ciencia ficción.

Hay que acometer una serie de reformas, algunas en profundidad (Constitución, ley electoral, ley de educación, reforma laboral, reforma fiscal); hay que legislar para acabar con la politización de la justicia, para que los políticos corruptos acaben todos en la cárcel y acabar también con las puertas giratorias; hay que poner en marcha una serie de planes necesarios y urgentes contra el paro, la pobreza, la exclusión social...

El PP debe presentar otro candidato. El actual, ni está ni se le espera. Sigue empeñado en ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Dice que “él no es ningún obstáculo, son los otros, que algo tendrán que hacer”. No acepta que los españoles queremos cambios, y que lo que el rodillo aprobó no se puede mantener. Se necesita alguien capaz de entender que ha llegado el momento de la responsabilidad, de la generosidad, y de aceptar los sacrificios y renuncias que sean necesarios.

En el PSOE, si queda por detrás de Unidos Podemos, la noche del 26-J se espera la dimisión de su Secretario General. Después, en primer lugar debería ofrecer un pacto de investidura a dicha formación en cuestiones fundamentales con una sola condición previa a la negociación: la renuncia expresa por parte de Unidos Podemos al referéndum de independencia en Cataluña. En segundo lugar, si es rechazada esta condición, debería ofrecer un pacto de investidura al PP y C’s (con una corta legislatura) que ponga en marcha las reformas que la ciudadanía demanda.

Ciudadanos debe insistir en su mensaje y trabajar por el diálogo, el consenso y el acuerdo. Su función de partido bisagra es fundamental para facilitar la formación de un gobierno necesario, un gobierno honesto, un gobierno sin corrupción. Pero siempre teniendo en cuenta las reformas y cambios que tan necesarios son. Todo ello sin cambiar, manteniendo su identidad.

Y Unidos Podemos es la estrella, el actor protagonista (de una gran obra de teatro) que está llamado a emocionar a un público ansioso que asiste a la función convencido de que su actuación colmará todas las expectativas. No se entendería, pues, que con el público totalmente entregado abandone la obra antes de que baje el telón. Lo importante: las personas, sus problemas, sus necesidades.

Con todo esto quiero volver a manifestar que para mí la actual situación no es un problema, sigue siendo una oportunidad que no se puede desaprovechar. Es el momento de actuar.


Feliciano José Galán Merino, vicepresidente de la Asociación El Tercer Lado.

viernes, 24 de junio de 2016

26-J: To es pa ná




El próximo domingo 26-J se celebran elecciones generales y los españoles estamos llamados a votar, que no decidir.

Votar, lo que se dice “votar”, votaremos mayoritariamente, tal y como hicimos el pasado 20-D, a favor del “cambio” y de la “estabilidad”. De eso no tengo dudas. Ahora bien, decidir, lo que se dice “decidir”, lo harán los mismos “políticos” que en los últimos meses se han preocupado más de sus intereses personales y partidistas que del interés general.

El PP sigue cansinamente instalado en el alarmismo y el catastrofismo (sin nosotros España “caerá”). Para los que componen esa formación prima la pasividad frente a la corrupción y entienden que la estrategia que supone el inmovilismo y el tacticismo de su cabeza de cartel “es una jugada maestra”. Cualquier cosa les vale, ya sea por acción u omisión, mientras ello suponga “rédito electoral”.

El PSOE no se encuentra. Para ellos no se debería haber llegado a esta situación. Su cabeza de cartel estaba (y así sigue) cuestionado dentro de su partido y sólo el paso atrás de Rajoy en la investidura pasada le revitalizó. Vio su oportunidad y la aprovechó. Pero no es un problema de programa ni de propuestas, que no le faltan ni uno ni otras, es más bien un problema de liderazgo. Y es que su líder no convence, no emociona, no ilusiona, to es pa ná.

Ciudadanos se mojó (y continúa). Y no es fácil. España necesita un Gobierno y por ello han trabajado y deben seguir trabajando. Pero sin ambigüedades y sin afán de protagonismo. Demostrando cintura política (Andalucía, Madrid) pero buscando un pacto de investidura, sin más.

Podemos (que no Unidos) es como Dr. Jekyll (prepotente, soberbio, insolente y soez) y Mr. Hyde (humilde, dialogante, comedido y respetuoso). La ocasión lo manda. Más pareciera que se toman la situación política actual como una temporada de “Juego de Tronos”, y como tal actúan. Aunque desde fuera parece que lo hacen (y mal) para una película con argumentos de ciencia ficción.

Hay que acometer una serie de reformas, algunas en profundidad (Constitución, ley electoral, ley de educación, reforma laboral, reforma fiscal); hay que legislar para acabar con la politización de la justicia, para que los políticos corruptos acaben todos en la cárcel y acabar también con las puertas giratorias; hay que poner en marcha una serie de planes necesarios y urgentes contra el paro, la pobreza, la exclusión social...

El PP debe presentar otro candidato. El actual, ni está ni se le espera. Sigue empeñado en ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Dice que “él no es ningún obstáculo, son los otros, que algo tendrán que hacer”. No acepta que los españoles queremos cambios, y que lo que el rodillo aprobó no se puede mantener. Se necesita alguien capaz de entender que ha llegado el momento de la responsabilidad, de la generosidad, y de aceptar los sacrificios y renuncias que sean necesarios.

En el PSOE, si queda por detrás de Unidos Podemos, la noche del 26-J se espera la dimisión de su Secretario General. Después, en primer lugar debería ofrecer un pacto de investidura a dicha formación en cuestiones fundamentales con una sola condición previa a la negociación: la renuncia expresa por parte de Unidos Podemos al referéndum de independencia en Cataluña. En segundo lugar, si es rechazada esta condición, debería ofrecer un pacto de investidura al PP y C’s (con una corta legislatura) que ponga en marcha las reformas que la ciudadanía demanda.

Ciudadanos debe insistir en su mensaje y trabajar por el diálogo, el consenso y el acuerdo. Su función de partido bisagra es fundamental para facilitar la formación de un gobierno necesario, un gobierno honesto, un gobierno sin corrupción. Pero siempre teniendo en cuenta las reformas y cambios que tan necesarios son. Todo ello sin cambiar, manteniendo su identidad.

Y Unidos Podemos es la estrella, el actor protagonista (de una gran obra de teatro) que está llamado a emocionar a un público ansioso que asiste a la función convencido de que su actuación colmará todas las expectativas. No se entendería, pues, que con el público totalmente entregado abandone la obra antes de que baje el telón. Lo importante: las personas, sus problemas, sus necesidades.

Con todo esto quiero volver a manifestar que para mí la actual situación no es un problema, sigue siendo una oportunidad que no se puede desaprovechar. Es el momento de actuar.

Feliciano José Galán Merino, vicepresidente de la Asociación El Tercer Lado.
 

Las opiniones difundidas en este apartado son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no se corresponden necesariamente con las de "El Tercer Lado"

martes, 2 de febrero de 2016

Una opinión más



 

En las pasadas elecciones generales del 20-D los españoles dijimos clara y rotundamente NO a la “continuidad” pero también NO a la “ruptura”. Votamos por el “cambio” pero también por la “estabilidad”. Lo que queremos mayoritariamente es “Cambios con Estabilidad”.

Hay que acometer una serie de reformas, algunas en profundidad (Constitución, ley electoral, ley de Educación, reforma laboral, reforma fiscal); hay que buscar una utilidad real y práctica al Senado cambiando sus funciones o, en su caso, proceder a su eliminación; hay que legislar para acabar con la politización de la justicia, para que los políticos corruptos acaben todos en la cárcel y acabar también con las puertas giratorias; hay que poner en marcha una serie de planes necesarios y urgentes contra el paro, la pobreza, la exclusión social…

Todo esto que es tarea de nuestros políticos sólo se puede conseguir con consenso, con acuerdos y siempre desde el diálogo. Y difícil está porque a día de hoy en lo único que coinciden es que todos “están dispuestos a jugar con la vida, el futuro y la tranquilidad de los españoles”.

Todo vale: desde el alarmismo y el catastrofismo en el que lleva instalado el PP estos últimos cuatro años (y sigue), al populismo y la actitud prepotente de los representantes de Podemos, pasando por la no concreción en hechos reales de los acuerdos y pactos planteados por Ciudadanos (y su manifiesta indefinición) hasta los desacuerdos internos del PSOE, olvidando que se presentaron “para cambiar las cosas”.

Y todo este proceso de cambio y regeneración requiere de quienes deben llevarlo a cabo grandes dosis de responsabilidad y capacidad. No es tarea fácil y “quizás sean necesarios sacrificios y renuncias”. Para empezar el PP debe valorar la posibilidad de presentar otro candidato, no es de recibo que el actual presidente en funciones ande instalado en la estrategia y el tacticismo, con el desprecio que esto supone para los ciudadanos. El PSOE tiene que dejar de parecer un patio de vecinos, gritando todos a la vez, y hacerlo con una sola voz, clara y rotunda, sin importar si se gobierna o no se gobierna, sino que sirva para cambiar las cosas. Podemos debe participar de los cambios que se demandan; no se entendería si así no fuera, pero dejando atrás los insultos, la soberbia y la insolencia. Y Ciudadanos debe “mojarse”, es el galán de moda pero tiene que decidirse por una de sus novias, no puede contentar a todas a la vez.

Para poner en marcha las necesarias reformas tiene que haber un Gobierno, y es obligación de los políticos conseguirlo, “con sacrificios, los que hagan falta; concesiones, las que sean necesarias”. El reto soberanista y la necesidad de poner en marcha las reformas que la ciudadanía demanda son las dos cuestiones fundamentales que sin demora deben afrontar los dirigentes políticos en este momento de una manera prioritaria.

Como muchos, tengo miedos, pero también esperanza de que por fin prime el interés general por encima del interés partidista o personal. Con todo ello creo que queda claro que para mí la actual situación no es un problema, es una oportunidad que no se puede desaprovechar.

PD. “En la vida y la política, que forma parte de la vida, no vale todo”. Mariano Rajoy. (Córdoba 23/01/2016).

Feliciano José Galán Merino, vicepresidente de la Asociación El Tercer Lado.



Las opiniones difundidas en este apartado son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no se corresponden necesariamente con las de "El Tercer Lado"


jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Plan? ¿Qué plan?






Hablo, claro está, de la Administración de la Junta de Andalucía, donde no hay plan, ni nunca lo hubo, sencillamente porque no hay capacidad para elaborarlo.

Planificación requiere, sobretodo, organización y tampoco hay talento para ello. En la Junta de Andalucía no se ha visto nunca. Se ha ido siempre “a salto de mata”.

El día a día nos muestra una administración desnortada, sin objetivos, ni metas concretas y sin una estrategia definida. Una administración donde no hay visión ni a medio ni a largo plazo, donde cada consejería funciona como un reino de taifa independiente, donde las reglas son mudables, donde los programas, o no se ponen en marcha, o se incumplen al aplicarlos y donde los procedimientos, o no existen, o no son uniformes en su aplicación.

Una Administración donde lo urgente no deja paso a lo importante, donde el día a día lo marcan los titulares de la prensa, donde las tareas están en gran medida condicionadas por la Justicia y donde se está continuamente “apagando fuegos”, ocupados en cometidos que muchas veces nada tienen que ver con los objetivos últimos que se persiguen.

Una administración donde campan a sus anchas la ineficacia y la ineficiencia (ambas enemigas de la buena gestión “económica” del gasto), donde el interés partidista prima sobre el interés general, donde es llamativa, y a veces escandalosa, la tardanza en la toma de decisiones necesarias y urgentes y donde no hay -porque no interesa- una clara definición en las funciones de su personal.

Una administración donde un gran número de funcionarios que no sirven, sí que “se sirven”, ocupando puestos de confianza (PLD) en su beneficio personal, para, al grito de “lo manda el alto cargo”, servir al político de turno. Para ellos todo vale, lo fundamental es perpetuarse.

Una administración donde queda en entredicho permanente la integridad personal de muchos de sus dirigentes políticos, donde la mayoría de estos, inoperantes, también “se sirven”, donde muchos son los llamados y pocos los elegidos por su demostrada formación y capacidad, primándose una (in)competencia de saldo y donde diariamente queda cuestionada la profesionalidad de todos ellos porque, o no saben, o no quieren, o, lo que es peor, no les dejan hacer nada que sea sinónimo de organización, dirección, gestión o motivación.

Pues bien, parece ser que, felizmente, todo ello se acabó, o tiene fecha próxima de caducidad. Y es que para acallar a los maliciosos que puedan pensar que todo lo anteriormente dicho ha sido programado y no sobrevenido, y disipar cualquier tipo de duda, la Presidenta de la Junta de Andalucía ha decidido dedicar esta legislatura a resolver estos “pequeños inconvenientes” y, al parecer, ya está manos a la obra; incluso ha reconocido que todo ello le servirá para ampliar y mejorar su currículum personal. Y, lo que es mejor, todo ello no lo va a llevar a la práctica con las miras puestas en el Gobierno de la Nación (¡que se preparen!), sino única y exclusivamente en el interés y bienestar generales, desinteresadamente, tal cual es ella.

Nos ha pedido tiempo, más tiempo, porque preparada... ya lo está. ¡Por supuesto: tiempo ha tenido en estos dos últimos años! Y los que confiamos en ella, naturalmente que se lo vamos a dar porque, si no te fías de un animal político de primer orden, a quien “no le gusta perder ni al parchís”, que piensa siempre en los demás, que asume todo el liderazgo político e institucional que se le pida, sobrada de carisma y de integridad personal y con toda la visión de futuro que pueda uno imaginar, ¿en quién vas a confiar?

Y algunos vamos y nos lo creemos pensando, ¿por qué no? Ella es capaz de esto y más.


Feliciano José Galán Merino, vicepresidente de la Asociación El Tercer Lado.

Las opiniones difundidas en este apartado son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no se corresponden necesariamente con las de "El Tercer Lado"

miércoles, 21 de octubre de 2015

La culpa fue del cha-cha-cha…




La gestión de personal y, en concreto, la convocatoria de los procesos selectivos de promoción interna, así como la de los concursos de méritos para la provisión de puestos de trabajo, materializan entre otros, el derecho a la carrera profesional de los empleados y empleadas de la Junta de Andalucía.

         Este derecho del personal funcionario a la carrera administrativa se encuentra reconocido tanto en la propia Ley 7/2007, de 12 de abril, como en la Ley 6/1985, de 28 de noviembre, de Ordenación de la Función Pública de la Junta de Andalucía, y se desarrolla en el ámbito de nuestra Comunidad Autónoma en el Reglamento General de Ingreso, Promoción Interna, Provisión de Puestos de Trabajo y Promoción Profesional de los Funcionarios de la Administración General de la Junta de Andalucía, aprobado por Decreto 2/2002, de 9 de enero, configurando un sistema de baremación de méritos que, no exento de controversia, se ha visto notoriamente judicializado durante los últimos años, con la consiguiente repercusión que ello ha tenido en el normal desarrollo de los procedimientos que estaban en curso.

         La antigüedad, como mérito baremable, ha constituido sin duda el centro del debate en los recientes procesos judiciales que han tenido como objeto los procedimientos de promoción interna y provisión de puestos de trabajo convocados en el seno de la Administración General de la Junta de Andalucía, procesos en los que Jueces y Tribunales han llegado a conclusiones contradictorias sobre el tratamiento que en este contexto ha de darse a los servicios prestados por el personal funcionario interino.

         Ni la administración ha encontrado una solución al problema en tiempo (ya que el próximo 15 de marzo del 2016 se cumplirán 5 años sin que se convoque un nuevo concurso de méritos), ni los sindicatos que, en teoría, representan los intereses de los trabajadores de la administración, se ponen de acuerdo en si solicitarán, o no, la suspensión de las posibles convocatorias de los procesos selectivos, tanto si se tienen en cuenta, como si no, los servicios prestados como personal interino.

         La situación descrita afecta a miles de funcionarios, y la parálisis de los procedimientos de gestión y planificación de personal descrita resulta dañina tanto para el normal funcionamiento de la Administración de la Junta de Andalucía, como para la carrera profesional del conjunto del personal funcionario, motivo por el que se hace necesario un cambio en la regulación existente que permita el reconocimiento de los servicios previos, a efectos de antigüedad, conforme a los principios establecidos en los artículos 14 y 23.2 de la Constitución, y en sintonía con la normativa aprobada por la generalidad de las Administraciones Públicas en España y en la Unión Europea.

         Cuando la administración esperaba solventar el problema con la promulgación por parte del Consejo de Gobierno del Decreto-ley 4/2015, de 27 de agosto, por el que se modifican determinados artículos de la Ley 6/1985, de 28 de noviembre, de Ordenación de la Función Pública de la Junta de Andalucía, y se adoptan otras medidas urgentes, y por motivos puramente políticos, es cuando se lleva el “batacazo” por parte de Ciudadanos e IU al abstenerse en la votación en la mesa del Parlamento, y votar en contra del Decreto-ley tanto el PP como Podemos, derogándose dicho Decreto-ley e imposibilitando su aplicación.

         Ya no queda más salida que llegar a un entendimiento entre los diferentes partidos políticos con representación parlamentaria y, si hay voluntad entre ellos, la consecuente tramitación de una Proposición no de Ley de forma urgente para que, tras la presentación de una por parte de Podemos, se tramite  a  través del “procedimiento de lectura única”, lo que permitiría el desbloqueo de la situación jurídica en la que se encuentra la convocatoria del Concurso de Méritos del Personal Funcionario de la Administración de la Junta de Andalucía, quedando garantizada la seguridad jurídica en su resolución.

Basta ya de utilizar al funcionario como moneda de cambio, ya no vale decir si la culpa es de unos o de otros y si no sale adelante, será porque “la culpa fue del Cha-Cha-Cha…”. Mientras tanto, la Administración debería tomar en consideración que este “árbol no está dejando ver el bosque”, así que lo que debe hacer la Junta ya es una nueva Ley de Función Pública adaptada al Estatuto Básico, tarea que han desarrollado la mayoría de las Comunidades Autónomas y aún en esta no se ha materializado porque la vía de la negociación en las Mesas de la Función Pública no han funcionado. A una de las partes, la Administración, que a su vez actúa de mediadora, le ha importado un "pimiento" llegar a acuerdos con la otra parte, los sindicatos. Y en estos ha primado más el interés individual -pasta y liberados- que el colectivo. No se ha buscado la pacificación del conflicto, y se han olvidado de buscar soluciones que aborde entre otros, la provisión de puestos, la promoción profesional, la movilidad, las retribuciones, el acceso, las potestades administrativas, etc.

Rafael Hinojosa, secretario de la Asociación El Tercer Lado.

Las opiniones difundidas en este apartado son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no se corresponden necesariamente con las de "El Tercer Lado"