viernes, 8 de mayo de 2015

¿Habrá vida tras las líneas rojas?



 
Se ha confirmado finalmente la no elección de Susana Díaz como Presidenta de la Junta de Andalucía ni en primera ni en segunda votación. A excepción del propio, todos los partidos representados en el Parlamento Andaluz, le han negado su apoyo al no cumplirse las condiciones que cada uno de ellos planteaba como requisito “sine qua non” para otorgarle su apoyo; y todo parece indicar que, a la vista de las posiciones tan distantes que a día de hoy siguen manteniendo las partes, las siguientes votaciones de investidura tendrán exactamente el mismo resultado. O no, ya veremos, porque las matemáticas y los intereses parlamentarios desconocen la importancia de la palabra dada.



Sin entrar en valoraciones, puede asegurarse sin temor a error que, si antes no lo consigue del Partido Popular, una vez celebradas las elecciones municipales del próximo día 24, la actual presidenta en funciones conseguirá finalmente el apoyo (por acción u omisión) de los dos nuevos partidos políticos que han conseguido representación parlamentaria: Podemos y Ciudadanos.



Y ambos partidos han señalado una serie de condiciones para apoyar su investidura. Una de ellas, llamativa, prometida y reiterada históricamente, es sin duda “la reducción del número de altos cargos y asesores” con el objeto de destinar el ahorro que ello supone a medidas de carácter social. Medida con la que El Tercer Lado está absolutamente de acuerdo, aunque, desconfiados, estamos convencidos de que finalmente no se llevará a cabo. Por otro lado no deja de ser el chocolate del loro.



¿Por qué sospechamos que no se llevará a cabo esta medida? Porque estapresidenta, a su forma y manera, ya “redujo” el número de altos cargos en la pasada legislatura con los resultados que todos sabemos: cambios de nombres y recolocaciones en la administración paralela. En una Administración como la Junta de Andalucía, donde sobra un gran número de profesionales de la política, personas que opíparamente viven de la cosa pública con cargo al presupuesto de la Comunidad, y cuyo número aumenta continuamente, está claro que su presidenta confunde continuamente los intereses de los ciudadanos andaluces, a los que se debe, con los del partido que la sustenta.



¿Por qué es el chocolate del loro? Porque la Junta de Andalucía es una administración sobredimensionada cuyo mantenimiento supone un auténtico despilfarro. Baste señalar que dedica el triple de recursos a pagar nóminas que a prestar servicios básicos. Es una administración que lleva años obligada acometer una reestructuración de sus órganos y sus entes adscritos, sin más demoras ni engaños. Es una administración donde se puede y se debe reducir el número de Consejerías, eliminando los órganos directivos creados sin justificación alguna, que dan continuamente lugar a  duplicidades y solapamientos gravosos e innecesarios. Baste el ejemplo de la Dirección General de Seguridad y Salud Laboral y del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales, que son solo la punta de un inmenso iceberg de dualidades.



La Junta de Andalucía ha devenido en una administración donde la toma de decisiones se eterniza, donde las ineficiencias que ello supone generan más y más gasto. El mejor, disculpen, el peor ejemplo es la RPT de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, que lleva sin modificarse más de 6 años a pesar de estar afectada descomunalmente por la anterior reestructuración de consejerías, a resultas de lo cual todavía los titulares de los puestos de Jefes de Servicio/Coordinadores de la suprimida SGT de la extinta Consejería de Empleo, continúan cobrando como tales, motivo por el que cabe esperar que la “reubicación” del personal afectado por la probable y deseable reestructuración de consejerías que se apruebe, se realice de forma urgente.



En el mismo orden de cosas, El Tercer Lado vuelve a exigir que se aproveche esa misma herramienta para la reversión inmediata a los funcionarios de las competencias y funciones usurpadas que legalmente les corresponde. Actualmente hay cientos, quizá miles, de funcionarios sin tareas asignadas, en algunos casos viendo cómo su trabajo lo realizan externos que cobran dos y tres veces más y que, encima, les reprochan su pasividad y apatía. Lo mismo ha de ocurrir con el 99 % de las Asistencias Técnicas actualmente contratadas con entidades externas, que debieran ser desempeñadas por funcionarios desganados y abúlicos en los que han sido convertidos. La dignificación del empleo público y, con ella, el sustancioso ahorro económico que ello implicaría podría destinarse a atender servicios básicos.



Parece claro que la Junta de Andalucía se ha convertido en una administración donde se “dispersan” y “distraen” los medios que deberían utilizarse para atajar el principal problema de la Comunidad: el paro. Quien resulte elegido/a debe poner de manifiesto de forma clara y rotunda su voluntad para abalanzarse sobre esta enorme traba. Entre otras medidas, en esta materia, entendemos que sería positivo, en la próxima reestructuración orgánica, que el Servicio Andaluz de Empleo, en forma de organismo autónomo, se vincule directamente a la Presidencia y retome las competencias en materia de Formación Profesional para el Empleo, de Políticas Activas de Empleo y en materia de Autónomos, las cuales en la pasada legislatura han permanecido atribuidas a otras Consejerías, obteniendo y sonoro y rotundo fracaso. Debe dotarse de forma urgente de la necesaria estructura de una Secretaría General de la que actualmente adolece y que fue suprimida en 2004 por los mismos -y para lo mismo- que están imputados en el caso de los ERE. Y claro está que todos esos puestos deben ser cubiertos exclusivamente por funcionarios, sin participación alguna de personal “externo”, que junto con las injerencias y los mandatos “divinos” motivados por intereses partidistas sólo han generado en todos estos años escándalos tras escándalos.



Quizá todos los ignominiosos males del pasado que ahora padecemos se deban al hecho de no haber estado a la altura de las circunstancias, de no haber prestado a estas políticas la atención de desarrollo y seguimiento que necesitan.



El Tercer Lado espera de quien ocupe en el futuro la presidencia de la Junta de Andalucía éstas y otras muchas medidas que supongan el comienzo de la necesaria y urgente regeneración de la Administración andaluza. Y de Podemos y de Ciudadanos, nuevos partidos con representación en el Parlamento Andaluz, que no se conviertan en sustitutos de nadie ni lleguen a formar parte de la “casta”.



www.eltercerlado.com

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