Aprendimos en su día
que son funcionarios de carrera los que, en virtud de nombramiento legal, están
vinculados a una Administración Pública por una relación estatutaria regulada
por el Derecho Administrativo para el desempeño de servicios profesionales
retribuidos de carácter permanente.
Pero hete aquí que no
todos piensan lo mismo. La perversión del lenguaje es el principal indicador de
que esto se desploma:
Primero fueron los responsables políticos
-de la Junta de Andalucía, de los partidos que, entonces y ahora, sostenían y
sostienen al Gobierno, de los sindicatos de clase- los que, aprovechando el tótum
revolútum de los Decretos -y la posterior Ley- de Reordenación del Sector
Público de Andalucía, mimetizaron infamemente las diversas definiciones que del
personal funcionario y laboral, y de sus relaciones funcionales, habían
elaborado durante siglos las Leyes, la Jurisprudencia y la Doctrina.
Ha sido ahora el dirigente popular, Carlos
Floriano, quien, dejando en pañales a los anteriores, se ha referido como un
“funcionario del PP” al exmarido de la
ministra de Sanidad, Jesús Sepúlveda, que sigue en la nómina del
partido a pesar de su imputación en la trama Gürtel: “Tras su
salida forzosa de la alcaldía del municipio madrileño reclamó su puesto en el
partido y el PP se vio en la
obligación de readmitirle en la plantilla porque tenía una
excedencia tras haberse presentado a las elecciones y haber sido elegido
alcalde de Pozuelo”. Es decir, “inamovible”, sin remoción posible y se queda
tan pancho.
Claro que nada comparado con las
afirmaciones del más conocido comunicador deportivo del siglo XX, José María
García, que, degenerando, como apuntó Juan Belmonte, se refería a Raimundo
Saporta (q.e.p.d.) como un “alto funcionario” del Real de Madrid.
Y es que el que no se consuela es porque no
quiere.
P.S.-
Acabo de leer que “el funcionario” Jesús
Sepúlveda acaba de ser despedido. ¡Mundo cruel! ¿Previo expediente?
Francisco
Romero, presidente de la Asociación El Tercer Lado.
Las
opiniones difundidas en este apartado son de la exclusiva responsabilidad de
sus autores y no se corresponden necesariamente con las de "El Tercer
Lado"
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