viernes, 15 de marzo de 2013

¡Verdaderos disparates!

En el recuerdo mi profesora de Francés en el Instituto San Fernando de Constantina, hace la friolera de 40 largos años, cuando doña Robledo -que así se llamaba- rebatió con esas palabras la reclamación sobre mis primeras incursiones en la lengua de Victor Hugo.

De antemano, siempre es bueno preguntarse qué se pretende, cuáles son los oscuros intereses que se ocultan tras conocerse la “antología del disparate” que -en el apartado de cultura general de las oposiciones al Cuerpo de Maestros correspondientes a 2011- ha hecho pública la Inspección Educativa de la Comunidad de Madrid:
Sean cuales sean, siempre habrá quien afirme que no puede generalizarse, que se trata de casos aislados, que de todo hay en la Viña del Señor, que todo el monte no es orégano... pero -¡ojo!- que el índice de aprobados se situó en un paupérrimo 13%, lo que evidencia, sin posible discusión, que un sistema educativo capaz de "cosechar" aunque fuese un solo titulado universitario capaz de tamaños dislates, merece una profunda revisión y que mejorarlo no debe convertirse en una misión imposible.

Claro, siempre que ese esfuerzo común no se vea “lastrado” con la siempre recurrente referencia a la dictadura que, de modo caduco, “enseñaba y preguntaba” por dónde pasaban los ríos e, incluso, -¡qué barbaridad!- sus lugares de nacimiento y desembocadura, como, sin ruborizarse, afirma la ex ministra Trujillo en su twitter a resultas de la noticia: "En España, a diferencia de otros países, todavía se sigue enseñando y preguntando x donde pasan los ríos... como en la dictadura franquista" [sic].

El futuro de las generaciones actuales y venideras está en juego: Doña Robledo se encontró con un atrevido preadolescente, la Inspección Educativa madrileña con titulados universitarios dispuestos a coger la tiza o, mejor, el puntero de la pizarra electrónica. ¡Qué repelús!

Francisco Romero, presidente de la Asociación El Tercer Lado.


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