Se ha confirmado finalmente la no elección de
Susana Díaz como Presidenta de la Junta de Andalucía ni en primera ni en
segunda votación. A excepción del propio, todos los partidos representados en
el Parlamento Andaluz, le han negado su apoyo al no cumplirse las condiciones
que cada uno de ellos planteaba como requisito “sine qua non” para otorgarle su
apoyo; y todo parece indicar que, a la vista de las posiciones tan distantes
que a día de hoy siguen manteniendo las partes, las siguientes votaciones de
investidura tendrán exactamente el mismo resultado. O no, ya veremos, porque
las matemáticas y los intereses parlamentarios desconocen la importancia de la
palabra dada.
Sin entrar en valoraciones, puede asegurarse sin
temor a error que, si antes no lo consigue del Partido Popular, una vez
celebradas las elecciones municipales del próximo día 24, la actual presidenta
en funciones conseguirá finalmente el apoyo (por acción u omisión) de los dos
nuevos partidos políticos que han conseguido representación parlamentaria:
Podemos y Ciudadanos.
Y ambos partidos han señalado una serie de
condiciones para apoyar su investidura. Una de ellas, llamativa, prometida y
reiterada históricamente, es sin duda “la reducción del número de altos
cargos y asesores” con el objeto de destinar el ahorro que ello supone a
medidas de carácter social. Medida con la que El Tercer Lado está absolutamente
de acuerdo, aunque, desconfiados, estamos convencidos de que finalmente no se
llevará a cabo. Por otro lado no deja de ser el chocolate del loro.
¿Por qué sospechamos que no se llevará a cabo esta
medida? Porque estapresidenta, a su
forma y manera, ya “redujo” el número de altos cargos en la pasada legislatura
con los resultados que todos sabemos: cambios de nombres y recolocaciones en la
administración paralela. En una Administración como la Junta de Andalucía,
donde sobra un gran número de profesionales de la política, personas que
opíparamente viven de la cosa pública con cargo al presupuesto de la Comunidad,
y cuyo número aumenta continuamente, está claro que su presidenta confunde
continuamente los intereses de los ciudadanos andaluces, a los que se debe, con
los del partido que la sustenta.
¿Por qué es el chocolate del loro? Porque la Junta
de Andalucía es una administración sobredimensionada cuyo mantenimiento supone
un auténtico despilfarro. Baste señalar que dedica el triple de recursos a
pagar nóminas que a prestar servicios básicos. Es una administración que lleva
años obligada acometer una reestructuración de sus órganos y sus entes
adscritos, sin más demoras ni engaños. Es una administración donde se puede y
se debe reducir el número de Consejerías, eliminando los órganos directivos
creados sin justificación alguna, que dan continuamente lugar a duplicidades y solapamientos gravosos e
innecesarios. Baste el ejemplo de la Dirección General de Seguridad y Salud
Laboral y del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales, que son
solo la punta de un inmenso iceberg de dualidades.
La Junta de Andalucía ha devenido en una
administración donde la toma de decisiones se eterniza, donde las ineficiencias
que ello supone generan más y más gasto. El mejor, disculpen, el peor ejemplo
es la RPT de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, que lleva
sin modificarse más de 6 años a pesar de estar afectada descomunalmente por la
anterior reestructuración de consejerías, a resultas de lo cual todavía los
titulares de los puestos de Jefes de Servicio/Coordinadores de la suprimida SGT
de la extinta Consejería de Empleo, continúan cobrando como tales, motivo por
el que cabe esperar que la “reubicación” del personal afectado por la probable
y deseable reestructuración de consejerías que se apruebe, se realice de forma
urgente.
En el mismo orden de cosas, El Tercer Lado vuelve a
exigir que se aproveche esa misma herramienta para la reversión inmediata a los
funcionarios de las competencias y funciones usurpadas que legalmente les
corresponde. Actualmente hay cientos, quizá miles, de funcionarios sin tareas
asignadas, en algunos casos viendo cómo su trabajo lo realizan externos que
cobran dos y tres veces más y que, encima, les reprochan su pasividad y apatía.
Lo mismo ha de ocurrir con el 99 % de las Asistencias Técnicas actualmente
contratadas con entidades externas, que debieran ser desempeñadas por
funcionarios desganados y abúlicos en los que han sido convertidos. La
dignificación del empleo público y, con ella, el sustancioso ahorro económico
que ello implicaría podría destinarse a atender servicios básicos.
Parece claro que la Junta de Andalucía se ha
convertido en una administración donde se “dispersan” y “distraen” los medios
que deberían utilizarse para atajar el principal problema de la Comunidad: el
paro. Quien resulte elegido/a debe poner de manifiesto de forma clara y rotunda
su voluntad para abalanzarse sobre esta enorme traba. Entre otras medidas, en
esta materia, entendemos que sería positivo, en la próxima reestructuración
orgánica, que el Servicio Andaluz de Empleo, en forma de organismo autónomo, se
vincule directamente a la Presidencia y retome las competencias en materia de
Formación Profesional para el Empleo, de Políticas Activas de Empleo y en
materia de Autónomos, las cuales en la pasada legislatura han permanecido atribuidas
a otras Consejerías, obteniendo y sonoro y rotundo fracaso. Debe dotarse de
forma urgente de la necesaria estructura de una Secretaría General de la que
actualmente adolece y que fue suprimida en 2004 por los mismos -y para lo
mismo- que están imputados en el caso de los ERE. Y claro está que todos esos
puestos deben ser cubiertos exclusivamente por funcionarios, sin participación
alguna de personal “externo”, que junto con las injerencias y los mandatos
“divinos” motivados por intereses partidistas sólo han generado en todos estos
años escándalos tras escándalos.
Quizá todos los ignominiosos males del
pasado que ahora padecemos se deban al hecho de no haber estado a la altura de
las circunstancias, de no haber prestado a estas políticas la atención de
desarrollo y seguimiento que necesitan.
El Tercer Lado espera de quien ocupe en el futuro
la presidencia de la Junta de Andalucía éstas y otras muchas medidas que
supongan el comienzo de la necesaria y urgente regeneración de la
Administración andaluza. Y de Podemos y de Ciudadanos, nuevos partidos con
representación en el Parlamento Andaluz, que no se conviertan en sustitutos de
nadie ni lleguen a formar parte de la “casta”.
www.eltercerlado.com
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