De soslayo ya venía ocurriendo, pero la aplicación del Decreto-Ley 5/2010, por el que se aprueban medidas urgentes en materia de reordenación del sector público, dará carta de legalidad a la externalización de los servicios administrativos, por lo que las funciones que ahora se ejercen por funcionarios pasarán a serlo por el “personal” de las Agencias.
Parece meridianamente claro –no se ocultan para manifestarlo- que en las Agencias no se quiere contar con los funcionarios, una especie en extinción; sólo les interesa el personal de las fundaciones y empresas públicas integradas que, difícilmente, puede ser independiente al tratarse de “ex altos cargos” y otros que, en ningún caso, han accedido a través de sistemas garantistas de los principios de publicidad, igualdad, mérito y capacidad.
Para conseguir esta meta se cuenta, curiosamente, con un grupo de funcionarios-pseudopolíticos, trepas dispuestos por puro servilismo a ejecutar la operación y que no son otros que los Coordinadores y Jefes de Servicio sumisos a dichas pretensiones. Y lo son tanto que su ineficacia, y son múltiples los ejemplos, se ha premiado a destajo con la “patada hacia arriba”. Resulta doloroso comprobar que sean “compañeros”, funcionarios como nosotros, los que acaben apretando el gatillo.
La gran mayoría de los dirigentes actuales resultan ser unos analfabetos políticos, irresponsables, ayunos de ética y moralidad, que viendo oscurecerse cada vez más “su” panorama, se entretienen en consolidar esos puestos, también “suyos”, al margen de la Administración, con el único fin de que les sirvan como lujosa tumba de su pretendido “cementerio de elefantes”.
Pero lo curioso del asunto es que esas decisiones no se toman por el interés general, sino por el particular –en toda la extensión de la palabra- de cada uno de ellos y que, necesariamente, no tiene porqué coincidir con los del partido político al que representan. De un tiempo a esta parte no priman los ideales de la formación, más bien la panza de los individuos que la conforman. Así, el problema de la política es el político individual y no los partidos como tales, aunque éstos tienen su cuota de responsabilidad por dar guarida a semejantes forajidos.
Tenemos en nuestras manos la posibilidad de impedir semejante dislate. El lince ibérico, en cuatro meses, cuando tengan virtualidad las primeras Agencias, estará más protegido que nosotros ¿Vamos a continuar pasivos ante tal mangazo, o vamos a luchar para defender nuestros derechos?
Parece meridianamente claro –no se ocultan para manifestarlo- que en las Agencias no se quiere contar con los funcionarios, una especie en extinción; sólo les interesa el personal de las fundaciones y empresas públicas integradas que, difícilmente, puede ser independiente al tratarse de “ex altos cargos” y otros que, en ningún caso, han accedido a través de sistemas garantistas de los principios de publicidad, igualdad, mérito y capacidad.
Para conseguir esta meta se cuenta, curiosamente, con un grupo de funcionarios-pseudopolíticos, trepas dispuestos por puro servilismo a ejecutar la operación y que no son otros que los Coordinadores y Jefes de Servicio sumisos a dichas pretensiones. Y lo son tanto que su ineficacia, y son múltiples los ejemplos, se ha premiado a destajo con la “patada hacia arriba”. Resulta doloroso comprobar que sean “compañeros”, funcionarios como nosotros, los que acaben apretando el gatillo.
La gran mayoría de los dirigentes actuales resultan ser unos analfabetos políticos, irresponsables, ayunos de ética y moralidad, que viendo oscurecerse cada vez más “su” panorama, se entretienen en consolidar esos puestos, también “suyos”, al margen de la Administración, con el único fin de que les sirvan como lujosa tumba de su pretendido “cementerio de elefantes”.
Pero lo curioso del asunto es que esas decisiones no se toman por el interés general, sino por el particular –en toda la extensión de la palabra- de cada uno de ellos y que, necesariamente, no tiene porqué coincidir con los del partido político al que representan. De un tiempo a esta parte no priman los ideales de la formación, más bien la panza de los individuos que la conforman. Así, el problema de la política es el político individual y no los partidos como tales, aunque éstos tienen su cuota de responsabilidad por dar guarida a semejantes forajidos.
Tenemos en nuestras manos la posibilidad de impedir semejante dislate. El lince ibérico, en cuatro meses, cuando tengan virtualidad las primeras Agencias, estará más protegido que nosotros ¿Vamos a continuar pasivos ante tal mangazo, o vamos a luchar para defender nuestros derechos?
Se puede decir más alto, pero no más claro...
ResponderEliminarLo peor es que todos esos jefes cuentan con acólitos que por unas migajas son los que les sirven en bandeja las "noticias" sobre lo que hacen o dejan de hacer los empleados del servicio. Una verguenza, vamos porque las migajas suelen revestir la formula de asistencia a cursos, hacer la vista gorda a entradas y salidas por la puertecilla falsa, obtener art.30 y lo que es más grave, art.27 que conlleven las consabidas cruces sin darles publicidad, algunas que otras palmaditas en las espaldas,"qué buenos sois".... en fin esas cosillas que les hacen sentirse los "elegidos".
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